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Viendo la serie “Manhunt: Unabomber”



Acabo de terminar de visionar, no hace mucho, una interesante serie de Netflix centrada en Unabomber.

Theodore John Kaczynski, nacido en 1942, era un matemático brillante, pero también un filósofo neoludita y terrorista. Desde 1978 a 1995, envió paquetes bomba a universidades y aerolíneas, de ahí que el FBI lo apodara UNABOMBER (University and Airline Bomber). En 1995, escribió una carta a The New York Times pidiendo que se  publicara un manifiesto en la prensa. A cambio,  prometía cesar los ataques. Dicho manifiesto, titulado “La sociedad industrial y su futuro”, es un alegato antitecnológico que culpa a la industria de eliminar la libertad del ser humano, entre otros desastres.
Kaczynski vivía en las montañas de Montana, en una humilde cabaña sin ningún tipo de comodidades: ni agua, ni luz, ni calefacción, ni teléfono. Totalmente aislado y solo, fue el terrorista más buscado en su época.

En esta nueva serie de Netflix, “Manhunt: Unabomber”, se retrata la persecución de Ted por parte de un agente del FBI que utiliza una nueva herramienta muy innovadora en la época: la “lingüística forense”. A través de los mensajes insertados en sus cartas y del lenguaje empleado en el Manifiesto, el FBI logró cercar a Unabomber hasta poder darle caza.

¿Era Ted un loco o un fanático homicida? La serie lo retrata como un ser cuyos traumas, unidos a su portentosa inteligencia, inclinaron su balanza hacia mal. No profundiza mucho en su pensamiento ni en su ideología, pero sí en cómo un adulto -que en su día fue un chaval tímido, aislado, objeto de fuertes presiones- termina aislándose de la sociedad a la que culpa de todos los problemas.  

Ted fue, por lo menos en la serie así se explica, delatado por su hermano, cuya esposa vio que el manifiesto tenía serias similitudes con una carta bastante desagradable que le envió su cuñado. A partir de esta pista, todo encaja.

Aunque la abogada y la familia intentan que la sentencia judicial tenga en cuenta su estado mental desquiciado, él se niega a esto. Lo último que querría una persona que escribe un manifiesto y que se considera luchador por la libertad es que sus ideas sean interpretadas por la sociedad como el producto de las elucubraciones de un lunático.

Actualización a 1 de Abril de 2018
Os paso un interesante artículo sobre UnaBomber. 

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