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Mostrando entradas de septiembre, 2010

NOS CONTROLAN

En la inmejorable obra de George Orwell (1903-1950) “1984”, un mundo está sometido al gobierno del totalitarismo más extremo. Como tantos en la vida real, como lo fueron el nazismo y el estalinismo, el escritor inglés recrea un mundo sumergido en mentiras y en un estado de necesidad constante, donde todos son enemigos del poder, son sospechosos de serlo o, en un futuro, podrían serlo. Rompiendo sus propias contradicciones, este nuevo orden mundial se encuentra en guerra perpetua, la cual sirve para justificar la anulación de las libertades en nombre del Estado y, por extensión, de la patria. Dentro de este esquema de control, las herramientas utilizadas no sólo se circunscriben a la represión y a la propaganda, sino que además han reinventado totalmente el lenguaje para sus fines. Su nuevo idioma, apodado “neolengua”, simplifica el vocabulario al máximo eliminando palabras peligrosas por describir conceptos subversivos. “La paz es la guerra”, “La libertad es la esclavitud”, “La i

SEDA

Hay libros bellos e impactantes, de esos que lees en una tarde y su recuerdo permanece en tu memoria durante años. Historias contadas de forma distinta, con ese halo poético que brilla en algunas obras escogidas. Hoy hablo particularmente de “Seda”, del escritor italiano Alessandro Baricco. Ambientada en el siglo XIX, esta joya literaria nos habla de un joven francés llamado Hervé Joncour, que vive en un pueblo en el que el negocio de la seda está en auge. Debido a una enfermedad que está destruyendo los huevos de los gusanos, se ve obligado a embarcarse, animado por uno de los hombres fuertes del pueblo, en un viaje largo hasta el mismísimo Japón. El país oriental, aislado del mundo debido a su excesivo proteccionismo y odio a lo extranjero, tiene una buena cosecha de gusanos de seda que puede solucionar los problemas del pueblo francés. Nuestro protagonista vive una intensa aventura en ese país, donde se mezclan el amor y el deseo en un contexto inigualable. El final, sublime se mire

VENGANZA

Cuando estrenaron en España la película surcoreana “Old boy”, del director Chan-Wook-park, tuvimos que esperar un gran amigo y yo varias semanas hasta que llegó a Granada, ciudad en la que por entonces seguíamos peleándonos por un título universitario. Cuando por fin el advenimiento se consumó, durante poco tiempo, por cierto, ya que la película permaneció sólo una semana en cartelera, nos dirigimos contentos y risueños a la taquilla del cine. La muchacha que vendía los tickets nos dijo alegremente que era subtitulada. “Sí, nos da lo mismo”, contestamos al unísono. “Ah, bueno”, respondió la muchacha sorprendida mientras nos expendía las entradas. En coreano la película pintaba mejor. Ubicados en una sala minúscula, nos encontramos los dos solos disfrutando de la increíble historia que se iba a contar. Una historia de un hombre encerrado forzosamente durante 15 años en una habitación, que sale buscando respuestas y que se encuentra sumido en una ola de violencia y desasosiego. Sin duda,

FIN DEL SUEÑO

Intentar vivir en un mundo distinto, imaginario, artificial, ha sido la tónica en la historia de la humanidad. Salir del cuerpo, conectar con lo divino o, simplemente, ausentarse de la cotidianidad. Para ello, entre otras cosas, se han utilizado las drogas, pero dentro de esta fuga se puede esconder un infierno. Un relato directo al estómago es el que se recoge en la maravillosa película “Réquiem por un sueño”, del director Darren Aronofski. Narra la historia de unos jóvenes que encuentran la diversión evasiva que tanto buscan en la droga; una mujer mayor que intenta adelgazar para encontrarse bella a base de anfetaminas; todo ello acompañado por una banda sonora descomunal. Sueños e ilusiones truncadas por un declive físico y moral derivado de la necesidad constante de narcóticos, por el deterioro que estos acarrean cuando su consumo es abusivo. Ver “Réquiem por un sueño” es una delicia visual y una tristeza para el corazón. Piensas que no es posible que en la realidad alguien se de

"El Túnel" de Ernesto Sábato.

El amor, el deseo, los celos, el odio, la muerte, son elementos que nos acechan en esta vida. Uno de los libros que de una forma dura, concisa y sin grandes rodeos abarca los temas citados es “El túnel” de Ernesto Sábato (1911-2011). En esta breve pero intensa obra, un pintor, enamorado y obsesionado por la joven María Iribarne, aboca ambas vidas hacia el desastre, con asesinato incluido. Considerándose un ser superior en muchas ocasiones, el pintor se vuelve tan mezquino como todos aquellos que dice odiar. Transcurriendo su vida en un agujero oscuro, según sus propias palabras, todo lo que le rodea tan sólo son ventanas a las que él mira con nervios alterados, alejándose de toda vida real. “El túnel” es un libro denso, de un escritor sublime.

EL ARTE DE MORIR

A veces pienso qué pasaría si dejara de existir. Todo el mundo se lo plantea alguna vez, pero a mí, la verdad, es que no me provoca ninguna angustia. Suelo analizar la vida y la muerte como parte del juego. En torno a la idea de morir, Émile Zola (1840-1902) plantea en su libro “El arte de Morir” una serie de relatos en los que constantemente aparece la muerte. Desde un duelo de un par de viejos militares hasta el que es para mí el mejor relato, con cierto punto conmovedor, titulado “La muerte de Olivier Bécaille”. Olivier es testigo de su propia muerte, oyendo todo lo que pasa a su alrededor. Cómo llora su joven esposa, cómo llegan los médicos, cómo lo introducen en el ataúd, cómo lo entierran, cómo cae la tierra encima de él. Dando un extraordinario giro la historia, el final es distinto a lo que uno se cree pero, en resumidas cuentas, bastante triste. “El arte de morir” habla de herencias, de aspiraciones en vida, de honores. Todo queda reducido a cenizas cuando la parca llama a nu

DOCE MONOS

Se ha escrito mucho sobre viajes en el tiempo. ¿Podríamos cambiar el pasado conociendo el futuro? Quizás la reflexión desembocaría en otro análisis: hagamos lo que hagamos, el destino está escrito. Sobre el fututo y los viajes en el tiempo trata la interesante película dirigida por Terry Gilliam (Ex Monty Python) en 1995, “Doce monos”. Contando con las estupendas interpretaciones de Bruce Willis y un alocado Brad Pitt, sin menospreciar a la más que correcta Madeleine Store, “Doce monos” nos habla de un mundo futuro en el que un virus ha matado a cinco mil millones de personas. Los únicos supervivientes humanos viven bajo el suelo, dejando la superficie para los animales. Obligado a someterse a todo tipo de pruebas al ser un preso que necesita el indulto, Bruce Willis viajará en el tiempo con la intención de conseguir el virus y, así, evitar en la medida de lo posible todo el gran desastre o, por lo menos, conseguir un remedio para que los humanos puedan recuperar la superficie. ¿Qué

OBSESIÓN

En “Misery”, Stephen King nos plantea un tema muy interesante: el lado oscuro y obsesivo de una seguidora maníaca hacia su escritor preferido. Me he acordado de cuando veo en la televisión a la gente volviéndose histérica por sus cantantes, actores, escritores... , de esos gritos y de esos lloros. ¿Se puede llegar a obsesionarse tanto con alguien como para hacerle daño? King desarrolla también en este libro el eterno debate que persigue a muchos escritores: ser un escritor “best seller” de éxito o un escritor de culto que vende mucho menos. Personajes, escenarios, obras que persiguen a cualquier escritor que intente liberarse de la dictadura del top ventas. Quizás también deberíamos preguntarnos si lo que vende mucho es malo y, por el contrario, lo mejor siempre pertenece a una minoría. Condenado a resucitar a la protagonista de su obra, el creador de “Misery” es esclavo de sus fans; algunas de las cuales, pueden llegar hasta el asesinato. Hay que tener cuidado con las “groupies”.